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ARNAU PUIG – «LA ICONOGRAFÍA DE PEP FAJARDO» 1997

A los dibujos del escultor Pep Fajardo.

Cuando miraba las esculturas sentía en ellas el bricoleur. Cuando observo los dibujos apercibo el primitivo que está buscando la manera de expresar lo que tiene necesidad de decir.

Bricoleur y primitivo; he ahí los dos polos del primario homo faber, el hombre que con el trabajo de sus manos guiadas por el ingenio de una sensibilidad conjugada con el cerebro, inicia el camino del conocimiento. No se va al saber sin el trabajo, pero tampoco se llega al saber si el trabajo no se hace con sensibilidad.

Esto vale para el hombre primitivo; pero ¿ y para el moderno? Es ahí donde aparece el bricoleur. El concepto es de Levi-Strauss, pero la realidad nace del moderno mundo de los sobrantes. ¡Qué risa! ; ¡en un mundo de necesidades y de desastres hablamos de sobrantes! Pero es así; porque las cosas no se hacen para las necesidades o para las utilidades sino para el consumo. ¿ Pero de qué consumo se habla? ¿ Es que hay un consumo “universal”? Se ha olvidado que cada cual es un consumidor sui generis.

Así aparece el bricoleur. El bricoleur no es el chapucero (aquel que aprovecha a trancas y barrancas lo que hay para mantenerse en las líneas de lo establecido); el bricoleur es aquel ser humano que adapta lo que hay (en el mundo natural habrá la naturaleza muerta, pero en el mundo civilizado hay lo producido y sus deshechos – las inutilidades de la producción-) a sus necesidades reales: convierte los explosivos en recipientes para beber o para cocinar las frías sopas que manan de los regueros. El bricoleur, de los espinos lacerantes de las carnes atrevidas o hambrientas, hace aeronaves de la esperanza; del mortífero arpón, el ayudante proverbial para el trasiego cotidiano. (Entre paréntesis: de una antena de televisión un anillo, de un bidón la paz de habitar). Este es el bricoleur: el primitivo que de unas ramas hizo una cabaña y de una piedra dura un cuchillo para seccionar, sin malbaratar, zumos y jugos de las más tiernas frutas o penetrar sin macerar, las carnes tiernas de los animales.

Pero el bricoleur es también el hombre que de los deshechos de la civilización hace el alfabeto de su escritura sentimental.

Y por ahí encontramos a Pep Fajardo; en la etapa aún más primitiva: en aquella que ensaya con la gestualidad de su mano y con la visión de su ojo el esqueleto anunciador de lo que va a ser su escultura. O tal vez se puede decir que plasma – como hacían los primitivos- el espíritu de lo que desea encontrar con el trabajo de sus manos y la orientación de su sensibilidad. Hay un arte – es la sutil manera que ha buscado el lenguaje para designar lo que se puede apresar en un “mar de sueños”- , ,hay un procedimiento de objetivación, que se conoce como el arte del dibujo, que por medio de la línea, del rasgo, de la mancha, de todo aquello que concrete la fugacidad de la luz, sin la cual nada es, consigue atrapar lo indecible y lo inexpresable – a los que Wittgenstein negaba la existencia- para que dibujado, plasmado, se muestre como imagen, que habrá brotado de la mano del artista, halcón atento a la presa rápida y frenética.

Ahí están estas nuevas pinturas rupestres, estas iconografías de la material existencia del espíritu creador cuando éste se muestra en la tangibilidad.

Se deben reseguir éstas trazas, estas insinuaciones, estas sombras de realidades nacidas en el mar de la sensibilidad; la aventura que prometen es única: navegaciones, vuelos, hallazgos, objetos; todo está ahí, nacido de lo otro.
¿Qué es este otro? Yo creo que este mundo. Lo que pasa es que ahora se halla en estas obras de arte a la medida de nuestras necesidades del sentimiento.

Lo obsoleto es el lugar en donde se depositan las larvas de un insospechado porvenir. Pep Fajardo ofrece las imágenes de los mensajes preliminares en estas gestualidades. El ojo observador va a convertir las manchas y trazos de las sombras en historias reales vivas.

Miremos ya como, convulsas, se agitan.

Arnau Puig

Texto «LA ICONOGRAFÍA DE PEP FAJARDO»
que acompaña el libro de dibujos “ICONOGRAFÍA”.
Arte Omega Ediciones S.L. Barcelona 1.997,
cuya presentación se acompañó con una exposición de obra en la Galería Maeght de Barcelona.

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